Después de tantos años, bueno, tal vez no tantos, pero una se acostumbra a que a El le guste, y si no, no se hace. No por que El tenga la razón, si no porque no hay otra, y punto. Punto en boca. Porque a El no se le discute y menos aquí, en su casa, o fuera de ella, o con sus amigos, o sin ellos. A El no se le discute y punto. Punto en boca, o en lo que queda de ella. A El se le da la razón, y es El quien habla con el medico, que no le importa que haya ocurrido, ni cuando, ni como, ni por qué. Y punto. Punto en boca, aunque se salten los puntos. Y no hay más que hablar, ni ganas, ni fuerzas, ni te vayas, ni llames a tu madre. Y punto. Punto en boca, o puntos suspensivos que se debaten entre la vida y la muerte en vida, o la muerte a viva voz, sin boca por la que poder morir.
Una pena que la madre de Gonzalo Girones no tuviese la voluntad para que El fuese el 1351.
se ahogaran en su salsa, calamares en su tinta
Posted by: ridar en: 17 de Febrero 2006 a las 12:21 AM Escribe un comentario